El oyente es quien importa

¿Hemos tomado conciencia alguna vez, de que el número de formas musicales en que la Música Comercial se nos ha manifestado, siempre es limitado, es decir, el mismo? ¿Hemos tomado conciencia de que los movimientos musicales de moda, las situaciones a las que se supone nos han llevado las personas que cantan, lo que se canta, cómo se canta, se repiten de forma inconfundible una y otra vez?

            Aunque estamos muy lejos aún de poseer en Música, una “Pedagogía de la Clonación,” hoy se producen clonaciones musicales al por mayor, sin orden ni concierto; y si alguna vez en alguna de ellas se advierte un sentido más o menos profundo y no como habitualmente superficial, se debe en la mayoría de los casos a la pura casualidad, muy rara vez al seguimiento de un criterio y nunca, a un principio de conocimiento musical. A nadie se le ha ocurrido todavía, instituir un método de enseñanza para explicar esta cuestión. Y es que me temo que, nadie se ha preocupado aún de ti, del oyente, no como fuente de ganancias sustanciosas, sino educativamente como el único motor de donde puede surgir la gran solución para el problema divulgativo de la Música Culta del siglo XXI, o sea, la Música Sinestésica.

Las clonaciones, las duplicaciones, las imitaciones, las repeticiones de las canciones son la felicidad y la fuente del que no sabe Música pero canta, y así nos están manifestando lo único que preocupa en ese ámbito, la estructura económica del proceso musical de un superventas.

                                                                                              Roberto Jiménez Silva.