La Música de Mi Tiempo

En la actualidad y con mucha frecuencia aparece la imagen de Música Culta y Música Popular como una oposición obvia entre lo clásico y lo moderno, antiguo y joven, carca y güay, rallante y flipante; y esta oposición se prolonga y se convierte en un concepto temporal, «la música de mi tiempo» en un proceso para distinguir a toda costa una imagen de otra.

Con la alternativa musical Pop, según parece, alcanzan sus seguidores todos los caracteres de la modernidad, todos los medios para estar a la última, y lo malo es que, se lo acaban creyendo.

Sólo en la medida en que acople a mi realidad cotidiana la Música Culta Sinestésica, habré introducido en mi vida, en mí ser, una tendencia de movimiento y evolución. La Música Popular, desde el estilo que quiera elegir, es “inmóvil”, una oposición obstruida, permanentemente taponada, eso sí, con un público muy singular y cada vez más informal, en el centro de su mirada de marketing.

Los conceptos aparentemente complementarios de Culto=Clásico y Popular=Moderno, concebidos como sucesivas épocas de la Música, están ejerciendo un efecto de final de época, la actual, la cual, por su parte, tiene la gracia (–con todas sus aparentes modernidades-) de no permitir el proceso del mismo método, pues habiéndose repetido una y otra vez su fórmula musical (–la canción-) desde sus orígenes, no parece ya capaz de nuevos estirones de piel para no parecer vieja.

Esto se puede apreciar perfectamente cuando empleamos desesperadamente el término que ya es de por sí ridículo de Música Popular como Música Actual.

                                                                              Roberto Jiménez Silva  Compositor